sábado, 17 de marzo de 2012

Con Paolo Conte allá donde voy


Tengo que reconocer que hacía tiempo que no escuchaba a Paolo Conte. Como para todo, siempre hay momentos en los que uno siente más cercanía o necesidad por determinados artistas y últimamente estoy en un periodo de escuchar cosas nuevas, de redescubrir artistas que estaban ahí, pero que nunca les había dedicado algo de tiempo. Pero recientemente, el gran Paolo está presente allá donde voy.

Por un lado en el viaje a Logroño, en el que me tiré medio viaje cantando en un italiano de dudosa calidad cerca de treinta temas por la falta de conversación de mis acompañantes. Mi "hermano gemelo" parecía que le habían pegado un balazo e iba muriéndose en el asiento trasero y la rubia, conociendo sus antecedentes, no abrió la boca en casi todo el trayecto por miedo a reventar la sorpresa que me tenían guardada a mi regreso en Madrid.


Por otro lado, en una gran noche hace unos días con una compañía de nivel conocí a un simpático italiano, Pippo, con el cual además de recordar de dónde viene la parte de comeorejas de los argentinos, casi me arranco a cantar Genova per noi. Pero entre que él no se sabía la letra y yo que por una vez y sin que sirva de precedente, no estaba en disposición de hacer el ridículo, se quedó en eso, en arrancada.


Y por último, hace un par de días me puse a ver una vez más Deliciosa Martha (es lo que tiene ser ni-ni). Yo creo que le tengo tanto cariño a esta película porque además de descubrirme al genio de Asti, hizo que despertara en mí el gusanillo de la cocina. Por cierto, aprovechando que habéis a leer hasta aquí, si alguno de mis fieles lectores sabe jugar al Mikado, por favor que me explique cómo es, porque tengo uno de adorno, gracias :)



No hay comentarios:

Publicar un comentario