sábado, 4 de diciembre de 2010

¿Realidad europea?

Yo soy un europeísta convencido, de los pies a la cabeza. Cualquiera que me conozca un poquito lo sabe. De hecho, muchas veces cuando me preguntan que qué me considero, no dudo en responder que europeo. Y es que la Unión Europea me parece la solución a muchos problemas que hemos tenido, tenemos y que seguramente tendríamos si no estuvieramos en ella. Sin embargo, cuando lees a economistas, políticos y demás fauna de oficina, todos coinciden que el problema actual de España es el euro. Si la peseta siguiera siendo nuestra moneda podríamos haberla devaluado como hacen otros países y problema "resuelto". Pero claro, éstos que son tan listos no se dan cuenta que el euro también nos hizo crecer durante estos diez años y que nos ha dado seguridad y estabilidad mientras tanto.

Por otro lado los ataques internos de algunos miembros de la UE para que la "mierda" no salpique (sobre estabilidad financiera de los bancos) me parece un golpe a traición. Y es que el hermano mayor de esto tan bonito que se llama UE no puede esconderse en que han sido los "peques" de la casa los que la han liado, y menos cuando él si que ha sido y alguno de los pequeños no tiene tanta culpa.



Mientras todos sigamos mirando hacia nuestras barrigas y no seamos capaces de esforzarnos y sacrificarnos por algo más grande, esta Europa no deja de ser algo volátil, algo insustancial. Hasta que los políticos de turno no dejen de boicotear las instituciones supranacionales y elijan gente de un perfil serio y no a los dos representantes que eligieron como Alta Comisionada y Presidente permanente de la UE (que hoy por hoy no los conoce nadie), no seremos capaces de crecer y de ser fuertes en el exterior.

El hecho de que haya una sola voz que responda a los golpes externos de forma clara y contundente y no Herman Van Rompuy (que desde que empezó la crisis nadie le ha visto) reforzaría nuestra imagen dentro y fuera de nuestras fronteras, haciendo que los ataques especulativos como los de estas últimas semanas no existieran o por lo menos se suavizaran, eliminando la posibilidad de que algún país se planteara abandonar el euro porque la UE no le garantiza nada. De esta forma tendría un sentido el proyecto. El que todos los europeístas queremos.

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