viernes, 31 de diciembre de 2010

¡¡¡Una pipa... y Feliz 2011!!!

Ahora si que no queda nada. Qué tengáis feliz salida y entrada de año, cuidadín con las uvas que en mi casa algún año hemos tenido un disguistillo y poco más, jeje.

El último post se lo voy a dedicar a la música, a la que al escucharla se me ponen los pelillos de punta, pero os la voy a presentar en un formato especial, en forma de menú de Nochevieja.

Para empezar abriremos boca con un entrante de la gran Celia Cruz, que es escucharla y empezar mi cuerpo a cargarse de energía. Es increíble la vitalidad que transmite escuchar a esta mujer.


Para continuar, primer plato. Para mi, hoy por hoy, el grupo que más me emociona. Un poco de Love of Lesbian y su Allí donde solíamos gritar. Es un primer plato ligero para el menú de una noche como esta, pero de una calidad exquisita. Hace poco más de un año que fui al concierto y todavía no se me ha pasado el embobamiento.


Para continuar el plato fuerte de la noche. La Voz. Y es que me da un poco de vergüenza reconocer que Aretha Franklin ha sido un descubrimiento de este año. Pero quizá platos como éste sólo se pueden saborear a estas alturas de la cena... En fin, para chuparse los dedos.


Y por último el postre. Me vuelve loco desde pequeñito. Puede que la tradición de abrir todos los años escuchando lo mismo, quién sabe, pero la Marcha Radetzky es una de las obras que más me emocionan. ¡¡¡Grande Strauss, Grande Barenboim!!!


¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!

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